Con el cuerpo desnudo, por tener tanta ropa encima, sale a caminar y, en los bolsillos lleva dos piedras, las mismas que una noche borracho, por no haber tomado, alguien descuidado las lanzó sobre él, por eso las guarda, para recordar que no debe olvidar, para no ser olvidado. Hoy, está buscando la razón que perdió, en uno de esos animales de 6 llantas, que van sobre las calles destapadas, de está ciudad de malas intenciones y de buenos para nada, va cuidando sus pasos, observando a quien no cuida y esperando al que no espera. Una vez más se mezclan en su licuadora cerebral, las sensaciones desesperadas, causadas por la ignorancia de una imagen perdida, mira sus zapatos y ve un cordón suelto, sin embargo no va a atarlo, tendrá que soportar la caída que va a padecer, quiere sentir la caricia tosca del pavimento, lo que sucede es que cree, que todo lo que ha ganado, alguien sin esfuerzo y con las manos sucias de maldad, está despedazando la imagen que ha cuidado, que ha cultivado y la que lo ha hecho un ser humano, capaz de escuchar y aconsejar, pero se siente apaleado, con la moral por el suelo, tratando de buscar una solución, que logre desligarse de ese cáncer que a espaldas de él, vive y convive, y que todo el tiempo está buscando la manera de golpearlo. El principio llegó, para buscar el final de tanta intranquilidad.