Agachado en el rincón abrazo mis piernas e inclino mi cabeza hasta las rodillas, escucho atentamente las últimas palabras pronunciadas, y siento como se despedaza mi constelación neuronal, siento el padecimiento del crujir de los huesos, tallados por el prematuro adiós, adiós que martilla mi piel, quiero pensar en que esa vela que se encendió va a durar iluminando, pero a la vez veo la profundidad de los hechos, toda mi fuerza cae sobre vi, tratando de aplastarme, que fácil es ver hacia el frente sin aportar las situaciones que vivimos, si ver que lo que hacemos puede estar despreciando lo que nos brindan, que fácil es creer que lo que uno brinda, es más grande que lo que se recibe. Bases, bases, que bases puede haber donde el espacio se debe compartir con quien no se conoce, no se va a conocer, pero que sabe que existe y que quizás tiene mucho más tiempo que uno para compartir, con ese ser que se quiere tener, que bases pueden crearse si todo parece ser un momento y nada más, que bases pueden haber, si preferimos omitir lo importante sólo porque se crea que  va a llegar el momento de decirlo, como si tuvieramos la oportunidad de manejar los tiempos del tiempo. Fácil es simplemente arrepentirse antes de hacer algo, fácil es abandonar el barco cuando uno cree que el motor no va a funcionar, sólo por creer que el sonido que hace no es el normal, fácil es dar la vuelta antes de dar otro paso. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAaaaahhh, fácil es escribir la impotencia que se siente cuando todo lo que digas será usado en tu contra.