Cuando con los ojos cerrados me siento a mirarte, no puedo evitar activar mi olfato y leer tu aroma, y es que puedo llegar al centro de tu centro, a donde los ojos no pueden ingresar, porque no es fácil limpiarlos y tener la pureza necesaria, para observar y penetrar la defensa que impones con tu mirada, además, porque esa mirada es capaz de bloquear y construir un muro que imposibilita lograrlo. Es por eso que debo de usar todos mis sentidos para conocer todo lo hermoso que hay tu ser, y es por ello que aprovecho el sentido que más he agudizado a través de los años, el que practico todos los días, cada segundo y con el que quiero conocer tantas cosas, porque es quizás el que menos han podido engañar, donde la verdad es una realidad y que no se necesita ser mencionada. Cierro mis ojos cuando no estás, y trato de oler las imágenes digitalizadas en mi mente, y en ocasiones desespero por no poder sacar el aroma de allí, a veces tomo mis manos y las froto sobre mi nariz varias veces, para extraer en las caricias que te he regalado, lo que de tu piel he podido leer, y es que decifrarte no es fácil, pero cada vez que puedo sentirte, conozco algo nuevo. Cuando con los ojos cerrados me siento a mirarte, descubro lo que sienten tus palabras, cuando sinceramente las hablas.