Cuando la metastasis estomacal se carcome las paredes, se puede sentir como la carroña comienza a crecer y empieza a desgarrar la piel desde adentro, luego el hígado no se de donde diablos ha sacado limón, quizás para curar las heridas que el desgarro deja, sin embargo no deja de arder. Por otro lado los colores envidiosos, pierden su esencia y comienzan a tornarse grises, tratando de apagar el instante sublime que aún tengo fresco en mi sangre, el cual por una razón inexplicable aun puedo oler, y digo inexplicable, porque me he dado cuenta que todo lo que es inmensamente grande no logro explicarlo. Ahora quizás no importa pensar en hacerlo, ahora no importa lo importante, ahora lo simple es complejo, y la complejidad de lo complejo, dificulta la conexión de las neuronas encargadas de razonar, ahora razonar no se puede sazonar, los vacíos pesan en los vasos medio llenos/vaciós, dependiendo desde que acera lo estes viendo. Tomaré mi jugo de naranja, recordando que dentro de mí hay mucho más que basura, y que hay que cuidarlo para no ser contaminado. Aún no busco, sólo que ahora no encuentro, no veo la hora de poder reir de todo lo que acabo de escribir.