Cuando las noches son como estas

En una noche como esta, oscura y silenciosa, decide ingresar por las inhóspitas paredes que rodean su habitación, allí estaba ella, con su cuerpo estirado en una grande y fría cama. Está como siempre disfrutó mirarla, dormida, sus ojos inmóviles le da entender, que su sueño es tranquilo y la sonrisa que se le escapa, demuestra que está viviendo lo mejor de su sueño. Él, con la mirada recorre todo su cuerpo cubierto por una manta, e imagina cada músculo que lo compone; luego decide sentarse a un lado de la cama y con una sutil voz comienza a contarle lo que fue de su día. Le cuenta que muy de mañana, conoció una persona en el colectivo, curiosamente iban para el mismo destino, así que la conversación se extendió un poco, sin embargo, no recuerda absolutamente nada de lo que hablaron, ya que lo único que hizo mientras le hablaba, era imaginar que llegaba la noche y se sentaba al borde de la cama, para extasiarse de la belleza de su rostro, silencio, parece que fuera despertar, no puede pasar, ya que mataría el encanto de una noche perfecta, se quedó inmóvil y contuvo la respiración por unos segundos, ella, sólo se movió un poco y nuevamente le regaló una sonrisa, o eso cree él, en ese estado, cualquier cosa se puede imaginar y está en todo su derecho. ¡Sabes!, le exclamó, no existe un sólo día, con sus 24 horas, que no recuerde tus ojos, colmando de emociones mi vida. El frío comenzó a llegar y las fuerzas le comenzaron a faltar, sabía que había llegado la hora de volver a atravesar las mismas paredes, para regresar a su cama, una estrecha cama, donde debe reposar su cuerpo para dormir. Cuando el romance es vital para la vida, con la única persona que puedes vivir, es contigo mismo.