Hoy me escondo en la mente, de quien no va a reaccionar, o que quizás, esa sea su forma real de entender, lo que no es capaz de masticar, silencio, no digas nada, sólo déjeme perder lo que había logrado, lo que con varios años conquisté, pero no es suficiente perder, si ganar es la ilusión que dura lo mismo que un chicle masticado. Correr sin moverse, sólo viajar con la mente absurda, de quien se enreda con dos palabras, ayer y hoy, porque creer que resistir, significa utilizar un palo y golpear hasta creer que no va a sangrar, sin ver el orificio que se ha abierto y que se ensancha con cada palabra que de sus labios sale. Como creer que las verdades que se pronuncian, se analizan tan fácil, que se pierden en una cabeza que enseñaste a divagar, porque era algo que no sabía y que hoy nadan entre las frases que faltan y las que se dicen a medias. Ya son dos ocasiones a las que no asistes, a escuchar lo que mi ser quiere expresarte, porque no es lo mismo leer, que escuchar la melodía de lo que se escribe. Porque te pierdes de tan maravilloso momento, lo sublime de lo que puedes inspirar, no quieres recibir lo que te doy, ya que lo moldeas a tu manera y no lo estás entendiendo. Con los ojos cerrados te di mucho, pero al abrirlos me toca negarte muchas cosas.