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Quién soy?

Un apasionado a la expresión artística, a contar con palabras, gestos, sonrisas ó miradas, las sensaciones que percibo en el día a día, o lo que me producen las personas que me rodean, amo la lectura, pero sobre todo escribir, esa es mi verdadera vocación.



jueves, 29 de julio de 2010

Desperté más temprano de lo normal, debe ser porque no cerré los ojos, una vez más salgo a caminar, para tranquilizar mi mente cansada de pensar. La primera persona que veo es un hombre, de unos 40 años, al parecer se dirige hacia su trabajo, se ve un poco aburrido, quizás cree tener más problemas que cualquier otra persona, sigo caminando y me encuentro con una señora que lleva su pequeña al colegio, la miré fijamente e imaginé que pensaba en que preparar de almuerzo, es tan normal, que la preocupación por estos días es tratar de comer bien, con lo poco que se tenga en la nevera, mis pasos en ese momento se aceleran, para llegar ahh, aún no se a donde llegar. Cada paso que doy, voy tratando de oler todo lo que pueda, de observar mucho y tratar de saber que piensan las personas, que me voy encontrando a mi paso; veo un perro que se acerca a mi, pienso en acariciarlo, pero recuerdo que aún me duelen las heridas del último, así que lo saludo como a cualquier otro y lo dejo pasar sin más. Sigo caminando y encuentro un grupo grande de personas, que se prepara para vender productos, que quizás no sirvan para nada, pero que la publicidad a hecho de estos, los mejores en el mercado, así que miro a los ojos a la persona que se me acerca y así evitar que me cuente, la historia maravillosa de lo que vende y como se supone que va a cambiar mi vida. En el camino me encuentro con dos policías, que indudablemente están cumpliendo con su deber, observan cuidadosos a dos mujeres que pasa por su lado, no puedo evitar sonreír al verlos trabajar. Cruzo la avenida, ¿cuál?, esa avenida que cruzo, cuando digo que no quiero encontrarme con alguien, pero que en el fondo, la quiero ver, en ese instante, empiezo a ver las verdes hojas, de un árbol maltratado por el humo, que brota de los autos y, me pregunto: ¿qué sería de mí, si me quedo todo un día al pie de ese árbol?, increíble; Sin embargo sigo mi camino, encontrándome con una chica de audífonos, que viene sonriendo, la miro, le sonrío y de inmediato me mira, con ganas de problema, imagino que pensó que me burlaba de ella, pero en realidad, no quería compartir el motivo que la hacía sonreír, pasa mucho, somos egoístas cuando brindamos felicidad. Saco de mi bolso la botella de agua, que siempre acompaña a caminar, bebo un poco y sigo mirando para todos lados, de pronto me encuentro con un amigo, que no veía hace algunos años, hablamos un rato y después me doy cuenta, que también salió a caminar, ¡es extraño!, vamos en sentidos contrarios y la diferencia es, que el no quiere encontrarse con alguien.
A cada paso que doy, veo lo maravilloso y lo tormentoso de los demás, pero también veo, que soy uno menos entre todos ellos.

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